Contemplada con perspectiva
la
vida no es buena o mala.
Podría ser una corrala
en
la que al caer la tarde
la
luz ya no llega al patio,
pero en el ático el Sol arde.
Y
ya no es nieve sino canas
las
que blanquean mis sienes
y
mi corazón enfrían con
las
sombras de la tarde.
Quizá
es que sea verdad
que
no perdonan los años,
que
la noche y el invierno
raudos
se van acercando.
o tal vez, en un momento,
dejé
de creer en milagros.
Quizá inventé tal bosque
de
arboles imaginarios que
soy
ahora incapaz de ver
un
simple y oscuro patio.
El
caso es que la música
ya
no me sale de dentro
y me muevo más despacio.
Que
comienzo a tener frío.
Que
tras cálidas mañanas
llegan
vientos de nostalgia.
En
la radio suenan tristes
baladas
y tonadillas.
y se echa la tarde encima
amenazando la noche
con
venir con pesadillas.
disparando crueles balas.
¡Que venga!. ¡Acudiré a mis alas!
y subiré a las corralas,
ahora se que aún hay día
entre los
pisos de arriba.
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