No tengo otra cosa que poder regalar a todo el mundo. Así que, para quien quiera apreciarla, ahí está mi palabra.

jueves, 22 de septiembre de 2011

Poetas del 15 M


Acaba de publicarse el libro "Poetas del 15 Mayo". Su propio nombre os dará una pista acerca de su significado y su contenido. Un puñado de poetas, es decir lo más liviano y metafísico del mundo, intenta condenar a la sinrazón, reivindicar las plazas, los derechos y la libertad del pueblo, y demostrar que la indignación, en ocasiones, es una de esas razones del corazón que la razón también tiene que entender.

La editorial ha tenido a bien elegir dos de mis poemas para que figuren en la antología y así sea yo una de las cien voces que gritan, en el libro, lo mismo que el resto de indignados en las plazas. Porque este es el grito de todos, el libro de todos.

Mis dos poemas inauguran este blog y para todos aquellos a quienes interese escuchar el resto de silenciosos gritos, las restantes 99 voces escritas, el libro está ya en librerías de todo el país.

De nuevo, como hace miles de años, las plazas se convierten en ágoras y el pueblo reivindica su poder. Y la palabra escrita se deja escuchar en el viento, llena esas plazas, rodea sus farolas y estatuas y se apresta a defender el avance de la injusticia social con la única y más potente arma, realmente humana, de todas: la palabra.


“Plazas”

Cual Sócrates, cual Platón,
cual los niños en domingo,
abuelos tomando el Sol...
La plaza es de quien la ocupa
y, la indignación, la ocupó.

Llegó en brazos de pueblo,
e impulsada por su voz,
harta de tanta falacia,
de tan falsa democracia,
¡harta de tanto mamón!.

Ahora quieren echarla y
silenciar la indignación,
acallar la voz del pueblo
sin darle una explicación.

Ya son suyas las armas,
los castillos, los palacios,
los estrados, las iglesias,
incluso “la voz de Dios”.

Pero no podrán echarnos,
ni quitarnos la razón.
Aunque no dejen un árbol,
las revistan de granito,
las transformen en mercados,
ignoren nuestros gritos,
y se burlen de nuestra voz,
de aquí no pueden echarnos.
Por mucho que eso les joda,
¡las plazas del pueblo son!.



“Mil imágenes: En dos palabras”.

Me encanta polemizar…
Sobre el poder de las hadas,
sobre el sexo de los ángeles
o los gatos de tres patas,
sobre silenciosos gritos,
sobre cuestiones calladas,
sin saber ni lo que digo.
¡Incluso sin decir nada!.

Me gusta hablar, por hablar,
del amor, de la paz…,
de las chavalas, del fútbol,
del sexo, de chorradas…,
frecuentar las tabernas ilustradas....

Me gusta hablar por hablar,
cultivar, sin más, la palabra.
Dejar claro que, sin ella,
mil imágenes son nada.

Pero en momentos como este
en el que los hechos hablan,
mis palabras solo tienen
un derecho: ser un arma.
Tunearse como espadas
y atravesar vuestras almas.
No calléis, salid de casa,
encontrémonos todos 

en el centro de las plazas.

Por poderosos que sean,
esos a los que el dinero
taponó los “seis” sentidos,
esos viles traficantes
de armas, cuerpos y almas,
frente a todos nosotros,
son únicamente nada.



Ogando.