No tengo otra cosa que poder regalar a todo el mundo. Así que, para quien quiera apreciarla, ahí está mi palabra.

jueves, 19 de noviembre de 2015

¡GUERRA!















Aunque tú ya no te das cuenta,
acaricia el aire tu mano yerta,
aire que huele a humo, a guerra.

El cielo frena y se da la vuelta
para admirar tu belleza quieta.

No oyes ya ese ruido que atruena
mientras tu sangre riega la huerta,
ya eres parte del aire, de la tierra.

Y no, no quiero hacerme a la idea
de que estés muerta.


Ogando, noviembre 2015.

viernes, 30 de octubre de 2015

REFUGIADOS.

De níquel y de hierro es el núcleo de la Tierra,
de metal también el corazón de las estrellas,
de metal el cielo que no acoge y nos engaña,
y de ardiente metal, el infierno, nos aguarda.

De metal, cruzamos, los océanos y montañas,
y de papel, hecho con sueños, nuestras balsas.                                             
Ni creemos en Dios, ni los niños en las hadas,
pues nadie, nada, reacciona a nuestra marcha.

De cortante metal es el filo de las alambradas,
y nos esperan delante, detrás empujan armas,
esas armas de metal que vendéis y nos matan.
De metal es el hambre que nos acosa y ataca.

De metal son todas las concertinas, y aduanas,
que, con falsos nombres musicales, desgarran.
De cortante metal son las mentiras descaradas,
y los hilos, de quienes nos manejan y nos atan.

De frío metal son nuestras vidas descarriadas,
de metal el norte y el sur de nuestra marcha.

De metal debe ser el hedor de nuestras almas,
y de nuestro corazón a juzgar por las miradas,
De metal debe ser ya el alma de los hombres,
oxidadas además por el mar de tanta lagrima.


Ogando, 2015

jueves, 3 de septiembre de 2015

No me dejan.



Si que quiero ser feliz
pero no me dejan,
se vuelven contra mi
esas cosas viejas
que antes eran nuestro hogar,
y ahora nos reflejan.

Las aguas de los mares
sembradas de cadáveres
los muros y alambradas
que mantienen vidas,
y personas, separadas.
Tantas guerras en la Tierra
que no acaban.

Tal vez creas que aposta
hago llorar a mis versos
porque un poeta celebra,
porque si, los dramas.

Pero quiero ser feliz
y no me dejan, 
las lagrimas derramadas,
el hambre, la miseria...
y los niños que, ya jamás,
podrán derramar nada.

Ogando. 2015

miércoles, 8 de julio de 2015

Cádiz quiere ser nave.







Sus torres moras al viento,
cual velamen elegante,
beben el loco Levante
que les llega desde el puerto.
Un viento de Andalucía
que enloquece a navegantes,
y que la impulsa adelante.

Cádiz navegaría. 
si un fino cordón de arena
no la amarrara a tierra,
anclándola a la bahía.

¡Quítame allá esas penas!
Cádiz, se escaparía...

Marino, capitán, vigía,
embriagado se pasea
el Sol por las azoteas
de esa isla en sintonía
a la que el mar bambolea.
  
¡Qué luz corre por sus calles! 
¡Qué música en sus callejas!
Arte, color, sueños, aves... 
se posan en sus tejados,
como en cubiertas de naves.
 
Hay que oír a las gaviotas 
llamarla hacia los mares…
Cádiz se ha puesto guapa,
la reclaman en mil lugares.

No te pido que me creas,
tú mismo, a vista de ave,
verás, subido a azoteas,
que Cádiz quiere ser nave.

J. Ogando, julio, 2015.  (Fotografías de Elena Esteban).




viernes, 12 de junio de 2015

... Salvo tú.


 (Fotografía "robada", propiedad de Elena Esteban Moreno)

La ciudad no es de verdad,
la ves cambiar según miras.
El paraíso, el infierno,
el verano y el invierno,
el diablo, y Dios. Todo.

Todo son mentiras.

La alegría, la tristeza, la ira,
La ciudad, el mundo que gira,
la política, la filosofía. Mentira.
La ciudad, el país, el universo,
la sociedad, la bolsa y la vida.

Todo es mentira.

Sea cual sea el color,
del cristal con el que miras,
lo que veas, será mentira. 
Lo que encuentras al llegar,
lo que dejas cuando te vas,
la muerte, la verdad… y la mentira.

Todo es mentira.

Lo que hay y lo que no hay,
lo que nos cuentan y ocultan,
los dioses y los profetas,
los mezquinos, los poetas,
los que se quedan y los que se piran,
todo, todo, todo es mentira.

Tú y yo…
Cuando dices que me odias,
y cuando dices que me estimas,
los olores, los colores, los sentidos,
las flores, las rosas, y sus espinas...
Todo el mundo es de mentira.

Creyendo que caminamos
sobre seguros cimientos
de hormigón de realidad,
paseamos por la vida.
Mas dura será la caída.

Porque todo, absolutamente todo,
salvo tú quizá, todo es mentira.

Ogando, junio, 2015 

jueves, 9 de abril de 2015

Y, de pronto... ¡madurar!




(fotografía: fuente: "Juguetes somos nosotros")


Aún me veo, en solitario, en el patio del colegio
con mi cestilla de mimbre, y la comida dentro,
con un babi azul de colegial, limpio y modesto,
¿por qué será ese es el único color que recuerdo
de una infancia amada, pero en blanco y negro?
De un colegio de monjas represoras de sueños,
de niños jugando a pídola, componiendo versos,
el Sol jugando a las chapas, tú regateando besos,
rodeados de un barrio condenado a los excesos,
un entorno natural, rebelde con causa, obrero…
Venido de toda España, sentado de noche al fresco.

Aún me veo callejeando, y entre peleas envuelto,
día y noche, noche y día, buscando vida en la calle,
las calles de lo que, un día, fuera un hermoso valle.
calles que son en verdad las calles de un pueblo,
pueblo sin mar, ni río, en el que pescar los versos.
Novillos en los billares, bares, trenes, vías, huertos,
amores de un solo día, amores, por ahora, eternos,
amigos inolvidables, algunos de ellos ya muertos.

La infancia es el paraíso al que en ocasiones vuelvo,
pues nuestra infancia, a la postre, es solo eso… recuerdos.

Ogando, abril, 2015

viernes, 30 de enero de 2015

Jugando.




Como en un día cualquiera
camino hasta las montañas,
pensando en las musarañas,
y hundo mis pies en el mar
sentado en mis escaleras.

Juego al escondite inglés,
con Fenris, y Moby Dick,
en las celestes praderas.
Con el lobo del Ragnarok
y con esa infernal ballena,
en una playa de arena,
bailamos juntos un rock.

Amargo viento me lleva
prendido en enredaderas,
atrapando rayos del Sol
entre la mas fría piedra.

Y con mis lágrimas lavo
las calles de esta ciudad,
dejandolas que se sequen
al calor de mis quimeras.

Si todo el tiempo viviera,
tan solo en la realidad,
moriría maldiciendo
esos juegos de banderas
que en tanto consideráis
por encima de poemas. 


Ogando, enero, 2015.

miércoles, 21 de enero de 2015

RAICES PROFUNDAS




Rces Profundas

De más allá del Finisterre urbano,
desde más allá del frío asfalto.
Desde la frontera entre el campo
y la ciudad de mármol y basalto,
de encharcados solares y campos,
sobre cristales, con los pies descalzos,
vengo caminando.

Vengo de la tristeza,
vengo de la miseria,
pero aún canto.

De las calles de barro,
donde el hombre es
hogar del frío,
y la luna es un tejado.
De allí donde solo
se aventuran los valientes,
... o los locos,
de donde nacen
y se escapan pocos.

Del hambre, de la injusticia,
del amargo rencor vengo,
de la cuna de la desilusión,
de los campos sembrados
tan solo de esperanzas.
De un infierno suburbano
que algunos, ¡burla cruel!,
aún llaman barrio.
Nunca los hombres mintieron tanto.

Vengo de la tristeza,
Vengo de la miseria,
pero aún canto.
 
Desde aquella “ciudad”
donde los edificios no rascan cielos,
se quedan con sus vecinos,
a ras de suelo,
prestándoles sus portales
en los que pasar
largas horas de verano, al fresco,
estrechándose las manos.
Pidiendo puerto de mar
en sus barrios de secano,
y muriendo con ellos, al frío,
cuando llega inesperado.

Soy de lluvia y de melancolía,
y camino siempre hacia el Sol,
soy del llanto de los niños
y de sonrisas de ancianos.
Conozco la ciudad,
como si esta fuera yo,
sus calles son mis venas,
y están llenas de amigos
a los que contar mis penas:
semáforos, farolas, un buzón…
lloro en cada rincón.
Es muy grande la ciudad,
pero mi corazón… ¡lo es tanto!

Vengo de la miseria, vengo de la tristeza,
¡pero aún canto!


Ogando. De mis "Cuentos de Extrarradio".