Recuerdo inventados
cielos,
montañas artificiales,
falsos cráteres lunares
llanuras imaginarias,
lagos, bosques y montañas.
¡Geografías de bolsillo!.
Mil solares indefinidos
en paisajes convertidos,
a los ojos de un
chiquillo.
Recuerdo
hadas y dragones,
putas,
macarras, matones.
Recuerdo
darles la lata
en
el “Cerro de la Plata”
cuando
hacíamos novillos.
Y
recuerdo algún pitillo
fumado
furtivamente,
entre
los varados trenes,
batiéndome
el corazón
y
latiéndome las sienes.
Campos,
solares “a cienes”,
¡“el
puente de los tres ojos”!,
niños
llenos de piojos…
Recuerdo
el antiguo barrio,
un
barrio “sembrao” de rojos,
de
colegas, y gamberros,
muchos
gatos, muchos perros.
Recuerdo
rozar el cielo
con
mis sueños de altos vuelos.
... Y
la primera cerveza…
…
¡Con mi abuelo! …
Imaginar,
sobre el terreno,
ser
el Capitán Trueno
y
vivir a pulmón lleno,
creer
que eres el bueno
y
que aún serás mejor,
recuerdo hadas,
brujas… ¡y Sigrid!.
Cómo
no…, el primer amor.
Recuerdo,
en aquél tiempo,
sentir
como un ganador.
Recuerdo
haber sido niño,
joven,
adolescente…,
haber
creído en la gente,
haber
amado al amor,
haber
estado de moda,
haberme
sentido fuerte,
y
reírme de la muerte,
de
Satanás, y de Dios.
Recuerdo
días de gloria
Y
de desesperación,
lágrimas
y sonrisas,
excitación
y pasión.
Y
recuerdo incluso huertos,
Ovejas
y algún pastor.
Y,
con ojos humedecidos,
y
un salvaje corazón,
hermosos
días vividos
sin
porqué, sin ton, ni son.
Con
nostalgia de la magia
y
de la imaginación.