No tengo otra cosa que poder regalar a todo el mundo. Así que, para quien quiera apreciarla, ahí está mi palabra.

jueves, 9 de enero de 2014

"Dentro..."

                         



                                          Ilustración de H.R. Giger (de "El Necronomicón")


Soy el terror que llega mirando de frente.
El espanto que impongo causa la muerte,
soy hermano de sangre de “La Solitaria”,
la terrible lombriz del hambre demente,
el horrible gusano que vive en tu vientre.

Yo horado tu alma y habito en tu mente,
soy la tenia viral de tu alma, inclemente,
la que devora el olvido y causa migrañas,
soy las uñas que desde dentro te arañan,
rasgando, constantemente, el presente,
no dejando olvidar el pasado imprudente.

Soy la pesadilla que retuerce tu suerte,
provocando sudores, zozobras, fiebres,
escribo con sangre de muertos pasados
y airado veneno que respira el presente

Soy el Pepito Grillo oscuro que impide
que sigas dormido cuando baja tan sucia,
tan llena de lodo, la fuerte corriente.
Soy ese que quieres creer que no existe,
para no hacerle caso, y dejarte llevar,
ese al que disfrazas de nervios, de estrés, 
de excesos o dudas, de sueño artificial...

Y, si llegas a hacerlo, si te rindes al final,
llenaré tu boca de hiel y rasgaré tu piel,
seré tu conciencia, te despertaré a diario...
Estoy dentro de ti... Soy “El Solitario”.

Ogando, 2014.



Mentiras: "En siete días".


Dicen que Dios, ¡omnipotente!, necesitó siete días para crear el mundo. Y, aunque en realidad solo fueran seis, pues de todos es sabido que el séptimo descansó, eso solo demuestra un par de cosas: Una, que hasta siendo omnipotente necesitas tiempo para hacer las cosas bien hechas, y dos, que incluso siendo omnipotente resulta agotador realizar una tarea compleja.

Pero, seamos sinceros, ser omnipotente significa que basta con que pienses en una cosa, y desees que se realice, para que se realice, sin más. Con lo que, si esto viene a demostrar algo, es precisamente que Dios no es omnipotente.

Y, a fuer de ser sinceros, deberemos llegar a la conclusión de que, en realidad, lo que viene a demostrar es que, en efecto, los hombres fueron los que crearon a Dios a su imagen y semejanza. Ya sabemos que los hombres necesitan tiempo para realizar sus deseos, para enmendar sus errores, y para descansar tras haber cometido tantos, y haber trabajado de más, por no haber pensado antes de poner manos a la obra. ¡Humano, muy humano!

También es de todos sabido, por otro lado, que el ser humano ha tenido siempre una necesidad perentoria de conocimiento. Las preguntas existenciales machacan su cerebro desde el momento en que este sirve para algo más que para unir los pulgares oponibles al resto de los dedos. Así pues, un buen día, el ser humano decidió contestarse todas sus preguntas de una sola vez.

¿Quiénes somos? Criaturas creadas por Dios. ¿De donde venimos? De donde quiera Dios.
¿Hacia donde nos dirigimos? Hacia donde quiera Dios. ¿Cuál es nuestro propósito? Servir a Dios... Y así, hasta el infinito y más allá. ¡Genial! De un plumazo se eliminan todas las preguntas, y la zozobra que estas producen, por el sencillo método de hacer desaparecer a quien las planteaba: El Ser Humano.

Ese ser humano, queda así convertido en una simple criatura creada para diversión y gloria de un teórico ser supremo que le crea a él, y a todo su entorno, en unos cuantos días, maneja su vida y su destino, y le ahorra pensar. Siglos de mentiras, de ausencia de preguntas, y de falta de responsabilidad, han hecho que, la gran mayoría de esos seres humanos, hoy se encuentren satisfechos siendo únicamente ese remedo de humanidad.

Pero la buena noticia, la mejor noticia del año, de todos los años, es precisamente esa: Todo era mentira. Y nosotros no somos  marionetas. Ese Dios no existe, y nosotros tenemos la gran suerte de no ser tampoco Dios. No tenemos presiones provocadas por la omnipotencia. Tenemos toda una vida para ser nosotros mismos, podemos equivocarnos, podemos arreglar las cosas, podemos seguir buscándonos, hasta encontrar el ser que de verdad somos, a ese ser al que engañaron, presionaron, fustigaron, hasta hacerle desviarse de su autentico camino.

Tenemos fuerza, libre albedrío, inteligencia, espíritu, alma… ¡Somos tan maravillosos! ¡Tenemos toda una vida para conocernos!


Jogando, 2014.