No tengo otra cosa que poder regalar a todo el mundo. Así que, para quien quiera apreciarla, ahí está mi palabra.

jueves, 4 de septiembre de 2014

¡Silencio en Sevilla!




La tarde se aletarga
en un patio azul,
sombras alargadas,
lánguidas siestas,
son las horas muertas
que el silencio escoge.
 Se revelan colores
que emiten sonidos
que no oye el oído,
pero el ojo acoge.

Solo el Sol despierta,
vuelan alto las aves,
cantan las macetas,
se arrullan las plantas,
susurran las hadas,
y las corean la pared
y la madera, pintadas.
Esa luz andaluza ¡tanta!,
que en un sordo silencio
se llega a oír tal ruido
que el alma se encanta.

Y luego, de repente,
la tarde se ufana,
repican, en Sevilla,
más de mil campanas.