No tengo otra cosa que poder regalar a todo el mundo. Así que, para quien quiera apreciarla, ahí está mi palabra.

lunes, 29 de julio de 2013

LEYES (Accidente de Santiago, "In Memoriam")

Siempre los mismos opinan lo mismo.
Siempre los mismos opinan diferente.
Ningún argumento cambia una mente.
Los oidos sordos, gargantas rugientes.
Constituciones anticuadas, decadentes,
incapaces de abarcar ningún presente.
Tablas de la Ley grabadas en la frente,
impidiendonos ser libres, independientes.

Viejos y rancios pactos, obsoletas leyes,
llenas de egoístas y oscuros intereses.
¡Reino!, Iglesia, Estado, Cortes, Senado,
infiernos, paraísos, dioses desgastados...
Todo organizado de manera coherente.

¡Hasta que llega la muerte!

Cuando esta llega, todo se resiente.
Crujir de huesos, llantos dementes...

Leyes, religiones...: ¡manuales!
Ningún dios, que se sepa, escribió nada.
Ningún dios empujo a los hermanos
a lincharse, ni jugo a manipularles.
Ni siquiera, que se sepa, existen dioses.

Utilizan nuestras cabezas como fichas,
para, bien eliminar a la que estorba,
o para excusar el error que cometieron.
Manipulan nuestras almas y albedríos,
sin necesidad de argumentos ni razones.
Con decir unicamente "Como Dios manda",
arrojan, sin mas, a cualquiera a los leones.

Cuando llega esa muerte, no les mancha,
ninguna responsabilidad ni culpa les compete.
"Esta todo escrito, (dicen), son las leyes".
"Guardemos un minuto de silencio
hasta que llegue el próximo accidente".
"Linchemos a uno o dos individuos que,
en cualquier caso, seguramente lo merecen".
"Y sigamos robando descaradamente,
explotando a los demás impunemente".
"Lo dicen y permiten nuestros dioses,
lo confirman por escrito nuestras leyes".

Y luego... cuando hablo de revolución,
¡soy yo el loco, el violento, el demente!

Ogando, 2013




 

viernes, 26 de julio de 2013

"LA ISLA DE LAS LLAMADAS PERDIDAS"



Perdidas y confundidas,
solitarias, compungidas,
sin caminos, sin salidas,
y moviendose aturdidas.

Todas ellas condenadas
a vivir, muertas, sus días,
convertidas, sin embargo,
en muestrario de la vida.

Portadoras de alegrías,
de disgustos y noticias,
que ya jamás llegarán
a las personas debidas.

Nunca experimentarán
ni más idas, ni venidas,
eternamente obligadas
a permanecer huidas.
Mensajeras olvidadas
de sensaciones vividas.
Cofres de llantos y risas,
mensajes en la botella,
en un océano de prisas.

Todas llegan abatidas,
pesarosas y frustradas,
a "La isla abandonada
de las llamadas perdidas".