No tengo otra cosa que poder regalar a todo el mundo. Así que, para quien quiera apreciarla, ahí está mi palabra.

viernes, 30 de enero de 2015

Jugando.




Como en un día cualquiera
camino hasta las montañas,
pensando en las musarañas,
y hundo mis pies en el mar
sentado en mis escaleras.

Juego al escondite inglés,
con Fenris, y Moby Dick,
en las celestes praderas.
Con el lobo del Ragnarok
y con esa infernal ballena,
en una playa de arena,
bailamos juntos un rock.

Amargo viento me lleva
prendido en enredaderas,
atrapando rayos del Sol
entre la mas fría piedra.

Y con mis lágrimas lavo
las calles de esta ciudad,
dejandolas que se sequen
al calor de mis quimeras.

Si todo el tiempo viviera,
tan solo en la realidad,
moriría maldiciendo
esos juegos de banderas
que en tanto consideráis
por encima de poemas. 


Ogando, enero, 2015.

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