No tengo otra cosa que poder regalar a todo el mundo. Así que, para quien quiera apreciarla, ahí está mi palabra.

jueves, 13 de noviembre de 2014

Cincuenta y ocho... ¡años!


Agobiado, cansado, envejecido,
perlado de sudor, salino, edulcorado
buceando bajo piedras, estancado.

Me muevo, pues se mueve la Tierra,
pero atado y bien atado. Pescado.

Anonadado, pesado, hecho de asfalto,
de mármol. Peón de las estrellas,
final garabateado, carne de cañón,
simple sombra de árbol. Pecado.

Carne de oración sin salvación.

¡Camino y rumbo equivocados!

Pero entero, pleno, enamorado,
sonriendo contra el viento,
mostrando mis colmillos al Infierno.

Comienzo cuando me acabo,
muerto cien mil veces, sigo vivo. 
Es lo que la vida me ha enseñado.  


Ogando, noviembre, 2014.

No hay comentarios:

Publicar un comentario