No tengo otra cosa que poder regalar a todo el mundo. Así que, para quien quiera apreciarla, ahí está mi palabra.

viernes, 11 de enero de 2013

¿Qué hacemos, madre?


¿Ya no queda nada, madre, por hacer,
nada que puedan hacer tus hijos?
¿No hay una sola posibilidad de vencer?
¿Damos, madre, por perdido lo que tanto
nos costó conseguir y mantener?

Cuando los tiranos se apoderan del gobierno,
déspotas ilustrados, dictadores disfrazados,
¿solo queda, madre, obedecer?
Cuando el pueblo se equivoca y
le da la mayoría a quien nunca sabrá usarla,
¿ya no se puede hacer nada?
¿No hay un solo resorte que permita
recuperar libertad y democracia?

La protesta de tus hijos en las calles,
a pesar de totalmente refrendada,
se niegan a escucharla,
y la palabra solo llega a oídos sordos,
¿qué podemos hacer, madre, para potenciarla?

Cuando se accede al poder con mentiras,
con engaños y falsas caras. Cuando en el poder
se multiplican los corruptos, los sátrapas.
Cuando el poder solo busca robar a tus hijos 
sin piedad, sin medida y sin escala,
¿No hay nada que podamos hacer, madre,
para recordarles que el pueblo es el que manda?

Cuando tus hijos tienen sangre en las venas
y, la suya y la ajena, veneran y respetan, 
¿qué pueden hacer, madre, para no derramarla?
¿Tendremos que darle la razón a Rimbaud
y abandonar la palabra y traficar con armas?

Queremos ser hombres y mujeres, niños y poetas,
pero jamás en las manos de proxenetas.
¿Qué podemos hacer si nos apoyan contra una tapia?
¿A qué nos empujan, madre?
¿En qué quieren convertirte y convertirnos, madre patria?

Ogando, enero, 2013

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